Parásitos en gatos
Los parásitos en gatos constituyen una de las grandes preocupaciones de los cuidadores, sobre todo por el potencial peligro de transmisión a los humanos que presentan algunos de ellos. Además, ciertos parásitos también pueden actuar como vectores de otros parásitos o de enfermedades graves.
Tipos de parásitos en gatos
Diferentes tipos de parásitos pueden infestar a nuestros gatos. Además, también hay parásitos de gatos que se contagian a humanos. Podemos clasificarlos, según su localización, en las siguientes categorías, que explicaremos con detalle en los siguientes apartados:
- Parásitos externos: son aquellos que se encuentran sobre el animal y que, por lo tanto, podremos ver a simple vista.
- Parásitos internos: como su nombre indica, no los veremos porque se alojan en el interior del cuerpo del gato. Este tipo de parásitos, a su vez, se dividen en aquellos que se localizan en el sistema gastrointestinal, los más frecuentes, en el corazón o en los pulmones.
Todos estos parásitos pueden afectar a gatos de cualquier edad, incluso aunque no tengan acceso al exterior. Serán especialmente preocupantes los parásitos en gatos bebés, que pueden contagiarse directamente de su madre. Además, al ser más vulnerables, las infestaciones intensas pueden repercutir seriamente en su salud.
Parásitos externos en gatos
En esta categoría destacan, sobre todo, las pulgas. El síntoma característico de su presencia es el rascado, ya que son unos insectos que se alimentan de sangre y, para conseguirla, pican al gato. Además, algunos gatos son alérgicos a las pulgas y desarrollan lo que se conoce como DAPP o dermatitis alérgica a la picadura de pulga. Si es el caso de nuestro gato, podremos observar enrojecimiento, heridas y alopecia, sobre todo en la zona lumbosacra.
Los gatos dedican mucho tiempo a acicalarse, por lo que es habitual que ingieran las pulgas con las que se encuentran, por eso puede que no lleguemos a verlas. En cambio, en infestaciones más severas o gatos con menor autoacicalamiento por diferentes causas, quizás sí veamos estos pequeños insectos de cuerpo aplanado y color negro o pardo. Más frecuentemente es posible que detectemos los excrementos de las pulgas, que se observan como una arenilla negra, que es la sangre digerida.
Las pulgas en gatos pasan muy fácilmente de un gato a otro, pero, también, pueden alimentarse de otros animales de sangre caliente, incluidos los seres humanos. Aunque pueden parecer un problema menor, lo cierto es que grandes infestaciones son capaces de provocar anemia en los gatos más vulnerables. Además, pueden transmitir enfermedades infecciosas, como la bartonelosis, o parásitos como la tenia. Por todo ello es fundamental controlar estos parásitos en los gatos.
Las pulgas se tratan aplicando un producto desparasitador. El veterinario nos recomendará el más adecuado para nuestro gato, ya que podemos escoger entre pastillas, pipetas, espráis o collares. En estos parásitos es importante que sepamos que, además de tratar al gato, hay que desinfectar el entorno, pues las pulgas van a poner huevos en rendijas del suelo, alfombras, camas, etc. Hay productos que, además de matar las pulgas adultas, inhiben el crecimiento de sus huevos. Por último, aunque el gato no salga de casa, nosotros mismos podríamos llevar alguna pulga.
Por su parte, las garrapatas en gatos son menos habituales. Se observan como bolitas que pueden alcanzar incluso el tamaño de un garbanzo. A veces, en vez del parásito podemos notar un pequeño bulto donde ha estado adherido, ya que, al igual que las pulgas, se alimentan de sangre, aunque con la diferencia de que las garrapatas permanecen enganchadas en el cuerpo, por lo que, con cuidado, podremos extraerlas y es importante hacerlo porque también pueden transmitir enfermedades.
En general, los antiparasitarios que actúan sobre las pulgas también eliminan las garrapatas. Todos ellos tienen efecto preventivo de semanas o incluso meses, es decir, una única aplicación va a proteger a nuestro gato durante el tiempo que indique el fabricante. Cualquier pulga o garrapata que le pique, morirá.
Existen otros parásitos externos que pueden afectar a los felinos, como pueden ser los piojos en gatos, que suelen afectar a individuos jóvenes o enfermos, los ácaros en gatos, ectoparásitos que se instalan en la piel y que pueden provocar sarna o problemas en los oídos, como la otitis, pero también hongos y la parasitación de gusanos barrenadores, que se instalan en las heridas, provocando miasis o gusaneras.
Parásitos internos en gatos
Otros parásitos en gatos muy frecuentes son los que habitan en el interior de su cuerpo, sobre todo en el tracto intestinal, ya que son los más abundantes, se transmiten con facilidad y, también, pueden llegar a contagiar a los seres humanos. Los parásitos intestinales en gatos son de varios tipos. Podemos distinguir, básicamente, los siguientes:
- Gusanos redondos o áscaris en gatos: dentro de este grupo destaca el Toxocara cati, que también puede afectar a los seres humanos, sobre todo a los niños, ya que los huevos del gusano se mantienen en la tierra y, con ella, pueden ser ingeridos por los más pequeños. Los gatos pueden contraerlos también así, cazando o a través de su madre. Las infestaciones en ellos pueden pasar desapercibidas, pero en las masivas o en las que afectan a gatitos entre los síntomas de parásitos en gatos podremos apreciar el abdomen hinchado, diarrea y vómitos. También pueden aparecer signos respiratorios si los gusanos acceden a los pulmones.
- Anquilostomas en gatos: este tipo de gusanos también puede afectar a los humanos, ya que sus larvas son capaces de penetrar en el organismo a través de la piel. De esta manera contagian a los gatos, además de por la ingesta de sus huevos si el gato lame superficies contaminadas. Estos gusanos se anclan a la pared intestinal para alimentarse y, de esta forma, pueden provocar hemorragias, diarreas con sangre o anemia, sobre todo en los más pequeños. En adultos podemos observar adelgazamiento.
- Gusanos planos o cestodos en gatos: las más conocidas de este grupo son las tenias, que también pueden encontrarse en humanos. Las pulgas pueden transmitirlas si el gato las ingiere, aunque también se contraen cazando. La mayoría de los gatos con gusanos planos cursan asintomáticos. En algunos notaremos un lamido frecuente en la región anal debido a la irritación que produce la salida, con las heces, de los huevos. Estos parásitos en los gatos pueden observarse como granos de arroz, ya que es el aspecto que adoptan los huevos que se pueden ver en las deposiciones o alrededor del ano.
Además de los mencionados, los gatos también pueden verse afectados por coccidios y giardias, que suelen provocar descomposición y diarreas, como siempre, más peligrosas en los gatitos. Aunque los desparasitadores que utilizamos de forma regular son de amplio espectro, algunos parásitos van a necesitar un tratamiento específico. Por eso es importante que sea el veterinario quien los diagnostique.
Hay que saber que, además de parásitos internos intestinales, los gatos pueden padecer infestaciones en pulmones y corazón. Contraerán parásitos pulmonares al ingerir presas contaminadas. Más raro es que lo hagan por comer babosas o caracoles. Las larvas van del intestino a los pulmones, donde pueden originar signos respiratorios como tos o estornudos.
Los llamados gusanos del corazón se transmiten por picaduras de mosquitos. Al habitar en el corazón y los vasos pulmonares pueden ocasionar problemas respiratorios y circulatorios. Hay gatos asíntomaticos que incluso mueren de manera súbita, de ahí la importancia de controlar esta parasitosis.
¿Cómo eliminar parásitos en gatos?
Existen múltiples productos para desparasitar gatos, pero quizás las pipetas son las más utilizadas por su facilidad de administración, reservando los espráis para situaciones concretas o gatitos cachorros. La administración de pastillas puede resultar más compleja. Podemos intentar camuflarlas en la comida o, si no fuese posible, envolver al gato en una manta o toalla para evitar que se mueva mientras se la damos directamente en la boca. Es importante que el medicamento para parásitos en gatos nos lo recete el veterinario para asegurarnos de que es el adecuado.
En cuanto a los remedios caseros para parásitos en gatos, podemos encontrar varias opciones entre las que destaca el limón, para parásitos externos, o el ajo, para los internos. Antes de utilizar cualquiera de ellos, al igual que debemos hacer si administramos fármacos, tenemos que consultar con el veterinario, pues es importante identificar el parásito, comprobar las pautas de administración y asegurarnos de que no resulta contraproducente.
¿Cómo prevenir los parásitos en gatos?
Contra los parásitos en los gatos es básica la prevención, ya que siempre es mejor evitar las infestaciones que tratarlas, por no hablar de que los parásitos pueden transmitirle enfermedades y contagiar a otros animales o personas. Esto quiere decir que periódicamente, durante todo el año, le tendremos que administrar algún desparasitador. Por eso el veterinario, en función de las características de nuestro gato y de sus condiciones de vida, nos aconsejará sobre el calendario de desparasitación más adecuado para combatir tanto los parásitos internos como los externos. Debemos seguir sus indicaciones, ya que el producto y la periodicidad es conveniente que se ajusten a cada caso. Puede haber variaciones considerables. Algunos gatos tendrán que desparasitarse cada mes, mientras que para otros basta con repeticiones cada 3-6 meses. Además, ten en cuenta estas medidas preventivas:
- Procura que tu gato no ingiera carne cruda o presas, pues podrían contener parásitos.
- Evita su contacto con excrementos, son otra fuente potencial de parásitos.
- Conserva limpio su entorno tanto dentro como en el exterior del hogar.
- Lava todos sus enseres regularmente, prestando especial atención a la bandeja de arena.
- Llévalo con regularidad al veterinario, al menos una vez al año, para detectar precozmente cualquier parasitosis.